Saturday, February 10, 2018

La reencarnación de Jesús o un caso de psiquiatría.


Me parece que en el mundo moderno lo “políticamente correcto” se está sobrepasando todos los límites imaginables. Creo firmemente que hablar o pensar de cómo debe vivir la HUMANIDAD para ser feliz y justo es un acto o de una  reencarnación de Jesucristo o es un caso claro de psiquiatría.

Me parece que en el Reino de España la gente está abducida por las palabras grandilocuentes sin sentido de la gente que se presentan como los representantes de Dios en la tierra.

Una persona normal a pie de calle solo puede ser responsable de sus propias acciones y decisiones de cada día. Hablar de algo más, como por ejemplo de cómo salvar la humanidad es una patraña y fraude imperdonable. Los nuestros políticos no difieren en nada de una persona a pie de calle –quizás solo con más jeta de la media de población- así que debemos de aplicarles los mismos criterios. La “mayoría” de los imbéciles son solo esto y no importa si están en el parlamento o en un bar de la esquina y lógicamente un imbécil tiene la misma razón que un millón –que se llaman referéndums no tiene importancia-.

¿Si ninguna persona en el Reino de España puede indicarnos como debemos de vivir como lo hacemos? La respuesta es simple vía la “prueba y error”. Cada uno de nosotros cada día tomamos decisiones y si la decisión es incorrecta tomamos la otra y aceptamos pérdidas, por suerte la mayoría de errores son de nuestro entorno personal. Así a base de  millones de decisiones el país funciona sin la intervención de los políticos.

Así que en esta situación cuando ningún político ni nadie es capaz de predecir el futuro:

1.    Los políticos que prometen un Futuro Luminoso son unos estafadores descarados y deben ser condenados al ostracismo.
2.    No debemos de esperar de los políticos nada fuera de lo común, los políticos no deberían buscar las mayorías –sirven solo para cubrir su culo en caso de fracaso-  pero debemos evaluar los resultados de sus decisiones en sentido de si nuestras vidas mejoran o no. Y no importa que palabras pronuncian, solo debemos de evaluar los resultados. Así debería funcionar nuestro sistema político.
3.    Lo más importante recordad que el político debe estar bajo las mismas leyes que las leyes que nos rigen a nosotros, la gente a pie de calle.
4.    Los políticos deberían tener un poder muy limitado para reducir a mínimo los daños que van a provocar sus errores –recordad que todas las guerras del siglo XX fueron provocadas por los políticos democráticamente elegidos-.



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